Dejamos los pasos a medio andar, bajamos los brazos sin respirar
y el silencio es un estruendo, a quien yo aún recuerdo.
Y me río, me escondo, y juego con ello
¿Cuándo el sol dejó de acostarse a nuestros pies?, ¿cuándo la luna dejó de importar?
¡Pero yo aún quiero cantar!
Dejamos de ir, dejamos de ver..
¿Cuándo dejamos de ser?
La luna sí importa.
ResponderEliminarEl sol nos conoció, nos saludó y si se nos va, lo buscaremos.
Canta. Cantaremos, ya verás.
No dejamos de ser. Somos.
Me gustó!
:)